El ritmo de los tambores africanos y en general de cualquier instrumento de percusión, siempre resulta dinámico, vibrante, enérgico y más que nada vivo.
Pareciera que los tambores cobraran vida gracias a las manos de sus maestros quienes en un estrecho e íntimo vínculo con su “amigo” son capaces de hacerlos hablar. Algunas veces sus palabras transmiten alegría, otras sorpresa, otras tristeza e incluso han llegado a transmitir vacío, soledad y melancolía.
Consiguen convertirse en un instrumento de desahogo, de desinhibición, de inspiración o de acercamiento y esta proximidad con nosotros mismos es la que nos hace tomar consciencia de nuestro ritmo vital.
Repasando esto último, me gustaría aprender a tocar los tambores al ritmo de mi corazón. Cómo sonaría cuando me despierto, cuando duermo, cuando estoy muy feliz, cuando estoy triste o cuando simplemente no estoy? Quizás tocando el tambor seré consciente de lo vivo que estoy y de lo muerto que parezco estar muchas veces.
Increíble!!! felicidades Dendrosonline!!!
ResponderEliminarLos percusión te entra en el alma !!!!
ResponderEliminarademas en muchas culturas el ritmo de los tambores hace que la gente entre en estados alterados de conciencia o tambien llamados tances para comunicarse con sus antepasados o con entedidades mas alla de nuestro entendimiento... pero lo mas importante es que se sincroniza el cuerpo la mente y el ritmo...
ResponderEliminarAndres Gordo
Que bonito hablar sobre nuestra música interior, estos latidos que nos acercan a lo más íntimo de nuestro ser, es decir esta carga ancestral que llevamos adormecida. Gracias y felicidades Dendrosonline!
ResponderEliminar