Cuando la vida corre tan deprisa, conviene de vez en cuando o quizás permanentemente detenernos, observar, escuchar, dejarnos fluir, re-aprender a vivir y cuidarnos.
Que estos días de lluvia y cielos grises, sean útiles no para estar tristes, sino todo lo contrario, para sonreír ante la vida, lo que no es más que sonreírnos a nosotros mismos.
Buen comienzo de semana.
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